Noche de Premios en Salobreña

El sábado 21, en el Auditorio Municipal de Salobreña (Granada), se realizó la entrega del X PREMIO NACIONAL DE TEATRO "MARTIN RECUERDA" a José antonio Sanchez-Gómez, por su obra "El frágil secreto de las piedras".
Por supuesto que estuvimos presentes. No solo acompañamos a Jose en este momento tan especial, sino que además, aprovechamos para compartir con amigos y gente de teatro una hermosa noche, en la que disfrutamos la lectura dramatizada de la obra ganadora de la edición anterior, "La reforma incompleta" de Alex Hernández".

La oportunidad fue propicia para conocer algo más sobre la obra de José Martín Recuerda, y me parece oportuno, publicar algunos datos recogidos sobre su personalidad y su obra.

José Martín Recuerda
Granada, 1926 - Motril, 2007
El teatro ha sido la única verdad absoluta en la vida de Martín Recuerda. Literatura y vida se confunden en él. No concibe el teatro si no es escrito desde el mismo escenario; ahí es donde está la verdad dramática. Esta es la idea que siempre ha practicado en su faceta de director de escena, pero también de autor. Tanto en el TEU de Granada como en la cátedra “Juan del Enzina” en Salamanca o en su etapa de director del teatro de la Casa de América, en el escenario, con actores, con el texto vivo, representado, corregido, él ha ido resolviendo los tres escollos que debe aprender a salvar todo dramaturgo: la estructura de una obra, la técnica escénica, la comunión con el público. Lo demás pertenece a la magia, a la búsqueda del misterio que se esconde tras las apariencias.
Para Martín Recuerda el teatro es una revolución permanente. Su teatro es subversivo porque en él aparecen tres elementos clave que lo hacen así: la represión político-social, la represión sexual y un sentimiento religioso, en el más amplio sentido de expresión.
Como autor; Martín Recuerda se caracteriza por una fina intuición para la psicología de los personajes, la atención al detalle que hace de lo mínimo una revelación del carácter; un espíritu libre, casi una egolatría que, al hacer de él el centro del mundo, le libera de ataduras, de compromisos que no sean los que mantiene consigo mismo.
Se rastrean en él todas las influencias de los grandes: Baroja, Valle-Inclán, Lope de Rueda, la picaresca, el sainete, la tragedia grotesca, el astracán... todo lo asimila, todo lo aprovecha y lo convierte en materia propia. Su lenguaje es directo, abrupto, sin concesiones ni eufemismos, sacado de la vida, no de los libros; nada de populismo estilizado a lo Lorca: lenguaje de la calle, del mercado; es un lenguaje cruel que nos muestra una realidad cruel, amarga, llena de represiones, de frustración.
No siempre se le hizo justicia, y aunque alcanzó éxitos incuestionables, su teatro no estuvo representado como debiera en los escenarios españoles, que incompresiblemente se le regatearon, cuando su escritura tenía y tiene la contundencia de quien no escatima ni verdad ni oficio.
Entre los títulos de su extensa obra tal vez sean "Las salvajes en Puente San Gil", que dirigió Luis Escobar en el Eslava (1963), y "Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipcíaca", que interpretó Concha Velasco dirigida por Marsillach (1977), los montajes de mayor repercusión.
Su teatro, como él, no encontró lugar en la sociedad bienpensante de lo políticamente correcto y pagó el precio de quien no se pliega a la conveniencia. Su realismo ibérico fue y es una afrenta para el teatro del diseño que nos vemos obligados a soportar, como tampoco encajó en su día con la comedia burguesa que la dictadura propició.
(fragmento del curriculum del autor en http://www.muestrateatro.com)
(fragmento nota de JESÚS CAMPOS (El País) 09/06/2007)